Un protésico dental y el propietario de una clínica dental, también protésico de profesión, han sido condenados a un año de prisión y de inhabilitación de funciones por un delito de intrusismo profesional.
Al primero de ellos la Justicia le condena como autor material del delito, mientras que, al segundo, la impone la pena de un año de prisión al considerar que fue cooperador del delito de intrusismo, por ser el gestor de hecho de la clínica dental y luego propietario.
Asimismo, el primero de ellos es también condenado como autor material de un delito de lesiones a la pena de 11 meses de prisión al causarle a su cliente una deformidad facial y una desviación mandibular que no se puede corregir. Por este motivo, el protésico es también condenado a indemnizar a la víctima con 34.552 €.
Según destaca el juez como hechos probados, el primer condenado, que solo contaba con la cualificación de protésico dental e igualmente carecía de título académico exigido para el ejercicio de la profesión de dentista, “realizó varios actos propios de la misma con aplicación de tratamientos dentales y odontológicos a varios clientes”.